"Seré breve y no apelaré a las palabras sino al recuerdo; Que es al que deseo acudas cuando me extrañes. Me harás mucha falta, día.. noche... Para todo, para nada"
Y después de esa parrafada sin sentido maldito, que tanto me ha gustado, empiezo a escribir o al menos intentarlo.
No hay que arrepentirse de nada que te apeteciera en ese momento. Te pueden ofrecer lecciones, recuerdos, felicidad... y de todo eso aprendes, son como granitos de arena que te fortalecen como persona. Cada persona entra en tu vida sin ser llamada y nunca puedes pretender retenerla si quiere irse de alguna manera u otra. Que fácil sería todo muchas veces. Lo que me ha quedado claro es que una persona no es igual a la siguiente que conozcas, y los principios y finales que esas personas quieran proporcionarte tampoco lo son. Esos momentos en los que ganas una amistad maravillosa, son fantásticos.
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