jueves, 27 de junio de 2013

Borradores.


Cansancio, aburrimiento, agotamiento, derrota, cerebro descuajaringado, ofuscación, fastidio, fatiga, crispación e infinitas palabras más.
¿Quién se cree con el derecho a meterse en nuestra mente y trastocarnos cada departamento sentimental? Ya que pedimos... que alguien nos llene el saco, que alguien nos saque de quicio, alguien o todo el mundo, depende del día, la hora y el momento. Se empeñan en educarnos a través del miedo y el terror en lo que a algunos temas se refieren y eso genera desconfianza, recelo, rechazo. Tal vez no sea difícil entender el motivo por el cual siento todo lo que siento en mi interior, todas esas cosas malas le pese a quien le pese tenga la culpa o no, depende de como se miren las cosas. Lo que nos hace grandes son las cosas pequeñas, nuestras pequeñas diferencias al resto de las personas, nuestras prioridades, nuestra forma de ver las cosas, eso tan nuestro que es imposible comparar a los demás, la magia que nos envuelve a cada uno. De buenas a primeras las magias desaparecen y se le da más importancia a otras cosas. Ese momento en el cual descubrimos estrellas y más tarde no las queremos en nuestro universo. Tornillos a la intemperie que se oxidan y que ningún liquido puede volver a recuperar su estado original. Esa imparable necesidad de pensar en el futuro, ver que te encuentras caminando en un camino que no quieres y cambiar rápidamente sin opción a cambio. Lo siento, no tengo corazón, ahora mismo se encuentra en cólera, tiene frió y no quiere que nadie venga a ofrecerle una manta por encima de las arterias. Los rastros que dejan las personas en nosotros son imposibles de borrar, todo eso a bien o a mal nos va a condicionar en el futuro. Nada podemos hacer cuando se nos abalanza ese alud de desconfianza alimentado por cada una de las personas que ha puesto una piedra en el camino de nuestra vida. Nadie quita esa desconfianza alimentada por una persona en especial. No tengo ganas de perder mi tiempo con personas, no me refiero a amistades obviamente... No tengo ganas de que alguien me de motivos para desconfiar, no tengo ganas de estar pendiente de nadie y que nadie este pendiente de mí. No tengo ganas de nada, estoy apática, no quiero escuchar palabras bonitas, no quiero escuchar cumplidos, ni zalamerías, no quiero tener que preocuparme si no soy lo suficiente, no quiero pensar si esa persona es lo suficiente para mí. No tengo ganas de dar treguas y perdonar cosas, no quiero pretender que esa persona vaya a actuar como yo necesito en ciertos momentos, ni depender de muestras de cariños. No tengo ganas de relaciones con fechas de caducidad. No tengo ganas de estar pensando en nadie, no tengo ganas de que nadie me ilusione. No tengo ganas de buenos momentos que terminaran acabando No tengo ganas de sexo, ni de hacer el amor.










No hay comentarios:

Publicar un comentario